Club de arte

Protesta e identificación: arte social y político

Es claro que, a lo largo de la historia, el ser humano, como ser critico e individual, ha segmentado sus opiniones y se ha acoplado en grupos de mayor o menor número para discutir aquello que le aqueja o le complace, esto por medio del complejo proceso de identificación, por el cual cada ser humano pasa a lo largo de su vida.

 

El proceso de identificación comienza con nuestras interacciones primarias, nuestro hogar y entorno primario forman aspectos fundamentales de nuestra personalidad, y cuando nos vemos expuestos a la sociedad, esta misma se encarga de validar o rechazar dichas conductas, posteriormente tomamos esa evaluación e inicia un proceso de introspección que culmina en la selección de individuos semejantes con el fin de formar grupos; lo que inicia con el individualismo nos ayuda a encontrar grupos de personas con los cuales congeniamos. Nuestras amigas, amigos, e incluso los miembros de la familia con quienes congeniamos más, no están exentos de este proceso.

 

Desde la trama de una serie hasta un movimiento político y social importante, hemos encontrado en nuestras sociedades comunidades en las que nos sentimos cómodos discutiendo problemáticas, sus orígenes, la manera en que se desarrollan y nos afectan, y muchas veces, afortunadamente, se han discutido soluciones y se han llevado a cabo. ¿Es protestar un arte? Si. Se trata de una de las numerosas formas que el ser humano ha encontrado para demostrar su descontento, opinión y sentimientos respecto a una temática determinada.

 

Pasando por la antropología cultural podemos determinar que las protestas son un fenómeno que la antropología estudia como parte de lo que nosotros, como seres humanos, hacemos, creemos, experimentamos y creamos; las protestas forman parte del ámbito artístico, social y político, forma parte de los hábitos y costumbres que tiene una sociedad, y, dándole un enfoque cultural nos damos cuenta de cada una de las culturas de este mundo cuentan con una perspectiva única que afecta la manera en como se comunican, y por supuesto, la protesta es una forma de comunicación conjunta cuyo objetivo es solucionar problemas que aquejan y conciernen a la sociedad y/o a los grupos que la conforman.

 

Es asi que muchas y distintas personas de distintos contextos son capaces de volverse uno para erradicar o mejorar situaciones varias. Las protestan no discriminan género, origen, ni tus ideologías (siempre y cuando estas no contradigan los motivos de la protesta), por lo que el colectivo que la conforme se vuelve verdaderamente uno contra el mundo. Un claro ejemplo de protesta actual lo encontramos en los colectivos feministas, quienes ejercen su derecho a marchar y exigir por medio de pliegos petitorios mejores condiciones dirigidas a la seguridad o incluso la proclamación de leyes específicas. Las marchas feministas suelen ser un colectivo precavida en la ejecución de sus marchas, empáticas con los distintos tipos de feminismo que han surgido a lo largo de los años, a fin de cuentas, todas van detrás de una mejor perspectiva para todas.

 

La identificación entra en marcha y en las protestas cada quien se siente más o menos identificada con malas consignas, todas sienten el dolor y la impotencia de quienes se encuentran en el colectivo tras una tragedia, tras una perdida, o incluso las sobrevivientes de agresiones o desapariciones lideran el colectivo. Hablar de iconoclasia suele ser un debate, pero, lector, cualquier vida vale más que una barricada metálica, una ventana de un edificio de gobierno o un momento que proclama una justicia que deja salir impunes a los agresores, que lastima y hiere familias apartándolos de sus hijas, hermanas, madres, tías, primas, amigas, una guerra que sigue derramando sangre y lagrimas y que a nadie le importa más.

 

La protesta debe ser siempre vista desde el respeto y la empatía, y no desde el privilegio de quienes no viven las injusticias y atropellos que en la sociedad se señalan y después de un tiempo, se dejan pasar. El hecho de que las protestas no sigan una corriente artística en concreto o que alrededor del mundo existan distintas formas de protesta, no significa que no deban ser consideradas un tipo de arte, sino todo lo contrario, cada protesta encuentra en quienes la conforman su desarrollo, su identidad y su imagen colectiva y social, lo que, a mi parecer, lo hace uno de los artes más complejos y performáticos, ya que no se trata de un individuo únicamente, sino que se trata de la suma en masa de lo que las compañías denominarían “capital humano”, aunque, por supuesto, en la índole de apoyar los movimientos con causas, hay que darle un toque más humanista.

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Mariela Jimena Aguilar Castro

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